lunes, 16 de noviembre de 2009

"Frente a la ira, cuente hasta cien"


Vivimos instalados en la inmediatez, y eso se traduce también en nuestras reacciones. Del mismo modo que cuando recibimos un correo electrónico o un SMS nos sentimos empujados a contestar sin demora, también cuando experimentamos una emoción tendemos a darle salida inmediatamente. Cada día asistimos a escenas de conductores que pierden los estribos, parejas que se comunican a gritos y jefes que se dirigen a sus empleados en un tono de voz hiriente.

Uno de los problemas de las expresiones de furia son los daños que luego hay que subsanar. En unos segundos desafortunados se puede destruir una confianza que ha necesitado años para edificarse.

Una fórmula mágica:

"La ira no nos permite saber lo que hacemos, y todavía menos lo que decimos" (Arthur Schopenhauer)

Si dejamos que la energía negativa llegue a su punto máximo, el resultado será un conflicto mayor que destruirá un vínculo.
Mejor es aplicar la estrategia de "lo contrario es lo conveniente" donde apostamos por la emoción contraria que reducirá la tensión.
El País

Antes de liberar a la "bestia", contemos hasta 100 :)