domingo, 16 de agosto de 2009

¿Pare de sufrir o paren de cobrar?

Casa de Macedo


“¡Quién da 100 soles por Dios! ¿Quién?”. Los concurrentes, reunidos en el amplio salón de lo que alguna vez fue un cine de la avenida Venezuela (Lima), se rebuscan los bolsillos, dubitativos. “Tu ofrenda tiene que ser grande porque Dios es grande”, insiste el pastor a quienes apenas les alcanza para la comida diaria. Su don de oratoria cala en un público que cree que si le ha ido mal es porque no ha sido suficientemente generoso con el Señor.

En su lógica, el sufrimiento cesará en tanto se siga soltando dinero. Esta es la doctrina de Pare de Sufrir, el programa de sanación y milagros que en nuestro país está a cargo de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, y que fue institucionalizado por el brasileño Edir Macedo, fundador de la brasileña Iglesia Universal del Reino de Dios, que en el Perú tiene programas de radio y televisión, además de numerosos templos, fue acusado por el Ministerio Público de Sao Paulo de lavado de dinero.

Al año la “iglesia” en Brasil recauda US$ 765 millones, obtenidos de los “diezmos”o limosnas de sus seguidores.

Macedo, usó dos empresas de fachada para sacar del país millones de dólares de donaciones de los “feligreses” liberados de impuestos, con destino a cuentas secretas en paraísos fiscales, y luego triangulados con dirección al sistema financiero brasileño.

Este dinero era gastado por Macedo y los líderes de la “iglesia” para provecho propio, como suntuosas residencias, vehículos último modelo, joyas, ranchos, yates y otras vanidades terrenales. Se les relacionado con casos de fraude, falsificación, apropiación ilícita y explotación de la fe de millares de personas que confiaban sus bienes y dinero a cambio del supuesto alivio de sus enfermedades o desgracias personales. Falsificó documentos para la compra o apropiación de emisoras de radio y de televisión yse dedicó a la recepción de bienes que pertenecían al crimen organizado.

La explotación de la fe ha llevado a que muchos feligreses de las “iglesias” perdieran todo lo que tenían durante el periodo en el que asistieron a las “misas” en las que siempre los pastores les reclamaban “contribuciones” a cambio de que sus sufrimientos personales serían superados.

“Los fieles son forzados a entregar su dinero u otros bienes como exigencia para que sus males sean curados con milagros, lo que al final resulta completamente falso”, afirma la denuncia fiscal.

Bueno, no creo que estos pastores (que más deberían denominarse impostores) alcancen el reino de los cielos; de pronto si consiguen estar entre las rejas terrenales.