lunes, 8 de noviembre de 2010

Dios perdona el pecado pero no el escándalo


El sacerdote fue sorprendido in fraganti y grabado teniendo relaciones sexuales con una trabajadora de una parroquia de la ciudad de Trujillo en el norte del Perú.
El esposo engañado, tras atravesar la iglesia y llegar a un aposento, graba unos segundos del acto sexual y luego irrumpe ante los amantes, sin apagar la cámara.

"Ahorita voy y denuncio a la policía -dice el marido, sin dejar de grabar- Cómo (dice que está) haciendo limpieza y engañando a mis hijos?", se lamenta.

"Cálmese, cálmese -responde el cura- Yo reconozco... Es una trampa que me han tendido, en la que yo he caído", balbucea, mientras cubre su desnudez con una sábana.

La empleada aseguró más tarde a un medio televisivo que era forzada por el sacerdote José Antonio Boitrón, quien la acosaba, y sostiene que el embarazo de cuatro meses es producto de estas relaciones. Ahora le reclama no solo el reconocimiento de la paternidad sino también una indemnización por los quince años de servicios trabajados.

Ambos, sacerdote y empleada tienen su cuota de gran responsabilidad en los hechos. Incluso el marido que luego de encontrarlos in fraganti, se escucha en el mismo audio que le reclama al sacerdote una suma de dinero de indemnización por años de trabajo, como si la digindad humana se cotizara en dinero.

La iglesia tiene temas importantes que abordar como el celibato de los sacerdotes, la anticoncepción, las mujeres sacerdotes, las relaciones entre personas del mismo sexo.