lunes, 22 de noviembre de 2010

Marianita, la niña con síndrome down

Walter Gonzáles y Ana María Rodríguez, denunciaron a la clínica Concebir de Lima por el nacimiento de su hija Mariana de 9 meses de edad con Síndrome de Down y complicaciones congénitas, a diferencia de su hermana melliza que nació con buena salud. Exigen una reparación económica de un millón de soles (unos 350 mil dólares) y han presentado el caso como una “estafa” alegando que pagaron 15 mil dólares por un tratamiento de fecundación in vitro del que debían nacer solo niños sanos. El padre señaló “¿Cómo se sentiría si le dieran un producto defectuoso?"

Este tema ha despertado una polémica sobre el gran negocio de la fecundación asistida en Perú, una industria que para los expertos, comercia con el anhelo de ser padres y presenta al hijo como un objeto en venta.

El experto en bioética Renzo Paccini, explicó que detrás de la demanda por el caso Marianita “hay una aproximación mercantilista a la procreación humana” y “los que pagan las consecuencias son esos seres humanos que están en estado embrionario” y son eliminados de manera masiva”.
Paccini recordó que en las clínicas de fertilidad se producen embriones que muchas veces morirán para que nazca uno. Agregó que una de las maneras de eliminarlos es someterlos a un “control de calidad” que discrimina qué embrión no será implantado ante una posible alteración o enfermedad.

El director para América Latina del Population Research Institute, Carlos Polo, que éste “es un ejemplo claro de la terrible lógica que introduce la reproducción asistida: el hijo convertido en mercancía” y la apertura a la lógica abortista.

Hasta qué punto se está vulnerando el derecho derecho de los niños a nacer de una manera natural y no esten expuestos a la manipulación humana y lo peor, a ser deshechados si no reunen las "condiciones" esperadas, o a tener precio sobre ellos según el resultado final. Esto realmente es cuestionable e indigna.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Dios perdona el pecado pero no el escándalo


El sacerdote fue sorprendido in fraganti y grabado teniendo relaciones sexuales con una trabajadora de una parroquia de la ciudad de Trujillo en el norte del Perú.
El esposo engañado, tras atravesar la iglesia y llegar a un aposento, graba unos segundos del acto sexual y luego irrumpe ante los amantes, sin apagar la cámara.

"Ahorita voy y denuncio a la policía -dice el marido, sin dejar de grabar- Cómo (dice que está) haciendo limpieza y engañando a mis hijos?", se lamenta.

"Cálmese, cálmese -responde el cura- Yo reconozco... Es una trampa que me han tendido, en la que yo he caído", balbucea, mientras cubre su desnudez con una sábana.

La empleada aseguró más tarde a un medio televisivo que era forzada por el sacerdote José Antonio Boitrón, quien la acosaba, y sostiene que el embarazo de cuatro meses es producto de estas relaciones. Ahora le reclama no solo el reconocimiento de la paternidad sino también una indemnización por los quince años de servicios trabajados.

Ambos, sacerdote y empleada tienen su cuota de gran responsabilidad en los hechos. Incluso el marido que luego de encontrarlos in fraganti, se escucha en el mismo audio que le reclama al sacerdote una suma de dinero de indemnización por años de trabajo, como si la digindad humana se cotizara en dinero.

La iglesia tiene temas importantes que abordar como el celibato de los sacerdotes, la anticoncepción, las mujeres sacerdotes, las relaciones entre personas del mismo sexo.

martes, 2 de noviembre de 2010

Detalles


El amor es un riesgo, pero siempre fue así. Hace millares de años que las
personas se buscan y se encuentran.
De Brida