lunes, 31 de mayo de 2010

De pertenencias y sentimientos defraudados



Parece que los seres humanos somos seres hechos de costumbres las más de las veces y andamos por la vida "enganchándonos" no solo física sino emocionalmente.

Las "pérdidas" nos hacen por momentos sentirnos un poco en el vacío pero también dependera de las intensidades y el acto valorativo que le impregnemos a los mismos.

Sin mi celular un par de días porque fuí víctima de una sustración casi en mis narices, lo que más he lamentado de todo ello es que quien lo hizo ha sido un menor de edad.

No me duele tanto en sí el objeto (que por cierto cumplía largamente todas mis necesidades), pero sí me ha llamado la atención que la precocidad se dé no solo para medir habilidades positivas, sino también saber que los valores se van trastocando. No generalizo el episodio pero si es un indicativo que algo esta fallando no solo en el menor de edad involucrado, sino en su entorno y por ende, en la sociedad misma.

Traspasar la linea que señala los límites correctos de aquellos que por consenso no lo son es un llamado de atención y alerta para todos.

Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que cuando los padres se den cuenta de que su niño ha robado, ellos:

* Ayuden al adolescente a pagar o a devolver el objeto robado

* Le digan al niño que robar es malo

* Se aseguren de que el niño no se beneficie del robo bajo ninguna circunstancia

* Eviten sermonearle, pronosticar el mal comportamiento futuro, o el decir que ahora se le considera al niño un ladrón.

* Hacerle claro que su comportamiento es totalmente inaceptable dentro de las costumbres familiares y de la comunidad.

Cuando el niño ha pagado o ha devuelto la mercancía robada, los padres no deben de traer de nuevo el caso, de manera que el niño pueda comenzar "en limpio" otra vez. Si el niño roba persistentemente y los robos continúan a pesar de haberse tomado estas medidas, el robar probablemente es el resultado de un problema mayor en el desarrollo emocional del niño.

Los niños que roban repetidamente tienen dificultad para confiar en los demás y para establecer buenas relaciones con otros. En vez de sentirse culpables, ellos culpan a otras personas por su comportamiento y le echan la culpa a los demás alegando que, "ya que ellos se niegan a darme lo que necesito, yo lo cojo".

Algunos aspectos importantes del tratamiento son el ayudar al niño a aprender a establecer una relación de confianza, y el ayudar a la familia para que apoye al niño en una trayectoria positiva de desarrollo.

Espero que ésta sensación de sentirme defraudada pronto se me pase y más bien siga confiando en que el ser humano también posee capacidad para rectificarse...más tarde que temprano.
Veremos.