
Nacemos desnudos, completamente solos, hambrientos, llorando;
entonces la vida se encarga de cubrirnos
y aprendemos y nos acostumbramos poco a poco a ello.
Discurrimos por este mundo asumiendo, tomando, apegándonos
a algunos, o muchos talentos, relaciones, afectos, valores, cosas, etc.
Luego nos asusta cuando nos enfrentamos a una pérdida
y otra y otra, porque la vida es una constante de duelos
que puede desarmarnos, desgranarnos y hasta desgraciarnos
y en el mejor de los supuestos, puede fortalecernos.
Pero no se nos prepara para las pérdidas
o no queremos siquiera pensar en ellas
entonces "nos coje" desprevenidos, desubicados, desarmados,
y es que hay perdidas dolorosas...tanto como las del alma misma
porque olvidamos que nacemos solos y moriremos de la misma manera.