miércoles, 11 de marzo de 2009

La otra crisis


Por José Saramago
Crisis financiera, crisis económica, crisis política, crisis religiosa, crisis ambiental, crisis energética, se no las he enumerado todas, creo haber enunciado las principales. Falta una, principalísima según mi entender. Me refiero a la crisis moral que arrasa el mundo y de la que me permito dar algunos ejemplos. Crisis moral es la que está padeciendo el gobierno israelí, de otra manera no sería posible entender a crueldad de su actuación en Gaza, crisis moral es la que infecta las mentes de los gobernantes ucranianos y rusos condenando, sin remordimiento alguno, a morir de frío a medio continente, crisis moral es la de la Unión Europea, incapaz de elaborar y poner en marcha una política externa coherente y fiel a unos cuantos principios éticos básicos, crisis moral es la que sufren las personas que se aprovecharon de los beneficios corruptores de un capitalismo delincuente y ahora se quejan de un desastre que tenían que haber previsto. Son sólo algunos ejemplos. Sé muy bien que hablar de moral y moralidad en los tiempos que corren es provocar la hilaridad de los cínicos, de los oportunistas y de los simplemente listillos. Pero lo dicho, dicho está, y estas palabras algún fundamento tienen. Eche mano cada uno a su conciencia y diga lo que encuentra.

7 comentarios:

NoSurrender dijo...

Y es que el mundo empieza por nosotros mismos y por la manera de interpretar nuestra interacción con él. Me estaba acordando de una peli de los ochenta de Peter Weir, El año que vivimos peligrosamente, con la pregunta que desquicia a uno de los protagonistas "¿qué debemos hacer?"

Gael dijo...

La actitud ética puede volverse frágil y doblegarse cuando se pierde la perspectiva de las cosas y se sucumbe ante los interéses propios dejándo de lado los interéses compartidos -o por decirlo más precisamente- el llamado BIEN COMÚN. La última frase de Saramago es fundamental "Eche mano cada uno a su conciencia y diga lo que encuentra."

Elepé dijo...

Todos los años exterminamos comunidades indígenas, millares de hectáreas de bosques e incluso innumerables palabras de nuestros idiomas. Cada minuto extinguimos una especie de pájaros y alguien en algún lugar recóndito contempla por última vez en la Tierra una determinada flor. Konrad Lorenz no se equivocó al decir que: somos el eslabón perdido entre el mono y el ser humano. Eso somos, una especie que gira sin hallar su horizonte, un proyecto inconcluso. Se ha hablado bastante últimamente del genoma y al parecer lo único que nos distancia en realidad de los animales es nuestra capacidad de esperanza. Hemos producido una cultura de la devastación basada muchas veces en el engaño de la superioridad de las razas, de los dioses, y sustentada por la inhumanidad del poder económico. Siempre me ha parecido increíble que una sociedad tan pragmática como la occidental haya deificado cosas abstractas como ese papel llamado dinero y una cadena de imágenes efímeras. Debemos fortalecer, como tantas veces lo he dicho, la tribu de la sensibilidad... ¿Para qué construir grandes autopistas, transbordadores espaciales, o enormes rascacielos cuando aún no se ha solucionado el problema elemental del hambre? J. Saramago

RBC dijo...

Introspeccionarnos debería ser una tarea diaria para encontranos nosotros mismos.
Estoy de acuerdo con todos ustedes.

RBC dijo...

Luis con ese texto de J.S. complementas muy bien el concepto
Graciass

malbicho dijo...

seguramente ya lo saben, pero por si acaso no es así, aquí está el enlace a su blog personal (no permite comentarios, no es muy 2.0 el gran Saramago -je-)

http://cuaderno.josesaramago.org/

Elepé dijo...

Creo que hay que leer a Saramago como cualquier otro autor crítico del sistema, pero no quedarse con Saramago crítico sino Saramago escritor, su fabulosa obra literaria es digna de leerse al margen de las simpatías con el viejo militante comunista.